Desde las ocho de la mañana, toque de queda
Para la República Dominicana, la primera ronda de la Copa Mundial de Baloncesto en la que avanzó de manera invicta con tres victorias en igual número de partidos constituyó un hito.
Pero ahora, en la segunda ronda la competencia se aprieta. Los rivales suben de nivel. Cada posesión de balón se atesora más, la habilidad y la inteligencia son armas más valiosas y los errores se pueden pagar muy caros.
Y en su primer compromiso, el rival es nada más y nada menos que Puerto Rico, el vecino de larga data y experiencia en estas justas y verdugo de los dominicanos en múltiples ocasiones.
Se antoja que esta vez la historia puede ser diferente por la presencia de dos individuos que pueden hacer la diferencia: uno en la cancha y otro en las líneas laterales.
Karl-Anthony Towns es el jugador más importante del Grupo I que integran, además de Dominicana y Puerto Rico, Italia y Serbia.
Y ya los boricuas, sin ninguna sorpresa, han identificado que debe ser el objetivo a detener por su defensa y se espera que no lo hagan de forma individual, si no colectiva. El plan es hacerle trabajar por sus canastos, ponersela difícil.
El otro es Néstor -Che- García, el entrenador argentino que se ha constituido en un “Hacedor de Milagros” con su combinación de manejo técnico y motivación.
Es un viejo zorro del baloncesto FIBA que se las sabe todas y una más.
Además es muy cercano al exentrenador de los boricuas Julio Toro y cuenta con una alta estima entre los exjugadores de Puerto Rico como José -Piculín- Ortiz y Daniel Santiago.
Pero la cordialidad va a tomar una pausa de 40 minutos en lo que se prevee sea un partido intenso, luchado y cuyo resultado pondría a Dominicana a las puertas de los cuartos de final o le daría un importante empuje a Puerto Rico, que llega a la segunda ronda con una foja de 2-1.
“Ellos han sido nuestros rivales históricos y esa es la razón fundamental para nosotros derrotarlos ahora que contamos también con nuestro jugador de la NBA, Karl Towns”, y demás compañeros de la plantilla que lo dan todo cada día en la cancha por su país”, dijo el rebotero Ángel Delgado, quien tendrá la responsabilidad de ayudar debajo de los tableros a Towns en un enfrentamiento con los hombres altos boricuas, George Conditt IV e Ismael Romero, principalmente.
“Este 3-0 no nos tiene triunfalistas, ya que cada vez que salimos de un rival ahí mismo lo olvidamos y nuestra mente se pone para el siguiente choque”, señaló el nativo de Haina.
Hace 45 años (1978) se efectuó el que ha sido el único antecedente de un enfrentamiento entre dominicanos y boricuas en un Mundial.
En esa oportunidad, los puertorriqueños dominaron fácilmente con marcador de 119-89.
Ahora el asunto no será tan fácil. El choque de alto calibre decidirá prácticamente el destino inmediato de ambos seleccionados nacionales.
Triples.
Limitar la ofensiva detrás del arco de los boricuas es una tarea que tendrá la defensa dominicana.
Rebotes.
Los boricuas promediaron 43 rebotes por partido en la primera ronda y fueron de los mejores en el costado ofensivo.
Faltas.
Towns deberá “hilar fino” para evitar caer en problemas de faltas y controlar sus reacciones ante los árbitros.