Asamblea General debate una moción de censura al Gobierno de Macron
El gobierno minoritario de Francia parece estar en sus últimas horas, ya que los legisladores de oposición de izquierda y de extrema derecha prometieron derrocar al gabinete del primer ministro, Michel Barnier.
El miércoles está programada una votación de censura en el Parlamento, la cual tiene grandes posibilidades de éxito tras un divisivo debate presupuestario.
Si la moción prospera, el gabinete de Barnier sería el gobierno de menor duración en la historia moderna de Francia y marcaría un período sin precedentes de inestabilidad política.
El presidente, Emmanuel Macron, tendría que nombrar a un nuevo primer ministro.
¿Por qué la situación es tan volátil?
Tras las elecciones parlamentarias realizadas entre junio y julio, la Asamblea Nacional, la poderosa cámara baja del Parlamento de Francia, quedó dividida en tres grandes bloques: una coalición de izquierda conocida como Nuevo Frente Popular, los aliados centristas de Macron y el partido de extrema derecha Agrupación Nacional. Ninguno de ellos obtuvo una mayoría absoluta.
En septiembre, Macron pidió al conservador Barnier que formara un gobierno dominado por republicanos y centristas — confiando implícitamente en la buena voluntad de la extrema derecha para mantenerse en el poder.
Sin embargo, la líder de extrema derecha, Marine Le Pen, dice ahora que su partido votará a favor de derribar el gobierno y ha acusado a Barnier de ignorar sus demandas.
Mientras tanto, la coalición de izquierda denuncia un “presupuesto de austeridad” y critica “la ausencia de diálogo y el desprecio por el trabajo parlamentario”.
Para ser aprobada, una moción de censura requiere al menos la mitad de los votos en la Asamblea Nacional, es decir, 289 de 577.
En conjunto, la izquierda y la extrema derecha cuentan con más de 330 legisladores —aunque algunos de ellos podrían abstenerse de votar.
¿Qué pasa si el gobierno cae?
El miércoles podría producirse la primera moción de censura exitosa en más de seis décadas.
Si el gobierno cae, Macron podría pedir a los ministros salientes que manejen los asuntos en curso en espera del nombramiento de un nuevo primer ministro.
La fracturada composición del Parlamento permanecería igual. No se pueden celebrar nuevas elecciones legislativas antes de julio, porque según la Constitución francesa, la Asamblea Nacional debe permanecer sin cambios por un mínimo de un año.
Aún no ha surgido una figura favorita para reemplazar a Barnier. Macron podría elegir a un político de su alianza centrista, según informan medios franceses.
El Nuevo Frente Popular pide el nombramiento de un gabinete de izquierda.
Algunos legisladores de oposición piden la renuncia de Macron, pero el presidente francés ya ha descartado esa opción.
¿Y el presupuesto?
Francia no corre el riesgo de un cierre de gobierno que, en Estados Unidos, interrumpiría muchos servicios y presionaría a los empleados federales.
Un gobierno saliente podría presentar una ley especial para recaudar impuestos a partir del 1 de enero, basada en las reglas de este año. También podría decidir renovar el gasto por decreto para pagar a los funcionarios públicos, las pensiones y otros gastos gubernamentales clave.
Sin embargo, esto suspendería cualquier posible aumento de impuestos —como el que se esperaba aplicar inicialmente a las grandes empresas— y congelaría cualquier nuevo gasto.
En particular, se planeó un paquete adicional de 3,300 millones de euros (3,500 millones de dólares) para el ejército francés mientras el país apoya a Ucrania en su guerra contra Rusia.
Más adelante, un nuevo gobierno podría presentar sus propias propuestas presupuestarias ante el Parlamento.
¿Por qué están asustados los mercados?
En un último esfuerzo por salvar su gobierno, Barnier advirtió sobre “una gran tormenta y turbulencias muy serias en los mercados financieros”.
Francia enfrenta la presión del órgano ejecutivo de la Unión Europea para reducir su colosal deuda. Se estima que el déficit del país alcanzará 6% del Producto Interno Bruto este año, y los analistas dicen que podría subir a 7% el próximo año si no se realizan ajustes drásticos.
La inestabilidad política podría elevar las tasas de interés en el país, profundizando aún más la deuda.
Además, sin una mayoría parlamentaria clara, ninguna reforma importante parece estar al alcance de un nuevo gobierno.