Ana Gabriel: desde una fábrica de soldadura hasta convertirse en una reina de canciones de amor
Durante su adolescencia, mientras estudiaba inglés y trabajaba en una fábrica de soldadura, Ana Gabriel comenzó a presentarse en bares de hoteles que estaban por la zona en Tijuana, ciudad mexicana localizada en el estado de Baja California, dando sus primeros pasos en el escenario.
La jovencita tenía 15 años cuando se mudó de su pueblo natal a Tijuana con la familia de su hermana Blanca, con el objetivo de ir tras sus sueños artísticos, esos que todavía la mueven por el mundo y que la noche del viernes son realidad ante su público dominicano, que disfrutará de sus canciones en el Estadio Olímpico de Santo Domingo.
María Guadalupe Araujo Yong, su nombre real, nació en Guamúchil, Sinaloa, hace 68 años (10 de diciembre de 1955), desde sus primeros años mostró un espíritu competitivo y una pasión innata por la música.
Su vida es un testimonio de lucha, resiliencia y amor por su familia y sus sueños, convirtiéndose en una de las artistas mexicanas más icónicas de todos los tiempos.
Una pequeña Íntegra y Competitiva
Desde su niñez, mostró una personalidad fuerte y ambiciosa. Nunca le gustó ponerse vestidos o ropa muy femenina, prefería la comodidad de jeans y tenis, lo cual, facilitaba la actividad física, pues se la pasaba jugando con primos y amigos.
El lugar de recreación selecto era en una central de autobuses, donde, mayormente, jugaban béisbol y tiro al blanco, algunos de los favoritos de Ana.
Conoció a una de sus amigas más cercana en la escuela, Cielo Montoya, con quien formó una sólida amistad que ha trascendido los años luego de que la artista, en aquel entonces, la defendiera a golpes de un niño que la molestaba.
Tiempo después, Ana compartiría su pasión por la música con su nueva amiga formando un grupo musical en 6to grado.
Además de la música, sus amigos y familiares han resaltado su talento para adaptarse y aprender cuanto se proponga, para ser intermediaria en situaciones difíciles, por tener carácter y ganarse el respeto de quienes la rodean.
El Inicio de un Sueño
A los 15 años, Ana Gabriel se mudó a Tijuana con la familia de su hermana Blanca con el objetivo de ir tras sus sueños.
Al pasar los años, la joven tuvo más participación en eventos, donde nació la oportunidad de impulsar su carrera al siguiente nivel, pues a un productor le gustó su presentación y le propuso grabar un disco.
En este proceso, la aspirante a cantante se enfrentó a una propuesta indecorosa, la cual aceptó bajo la condición de que deberían entregarle primero el disco.
Una vez concretada esta primera parte del ‘acuerdo’, ella tomó un vuelo lejos de Tijuana, liberándose de la situación.
Esta experiencia de manipulación no fue la última que recibió la artista durante su trayecto en la industria.
Sin embargo, sin duda la producción de ese disco marcó un antes y un después en su carrera.
Sus padres, inicialmente, se opusieron al sueño de su hija, cosa que la joven siempre respetó. Al cumplir la mayoría de edad, se le otorgó la potestad de elegir su camino en la vida.
“Ella dijo, me voy y no volveré hasta traer un disco, mis papás le echaron la bendición y se marchó, fueron dos años sin comunicación entre ella y mis padres”, contó su hermana Lucina Araujo.
Una Vida Marcada por el Sacrificio y el Amor Incondicional
Ana Gabriel ha enfrentado muchos desafíos personales y familiares que han moldeado su carácter.
Desde muy joven, asumió un papel central en su hogar, enfrentando pruebas que la convirtieron en el pilar de su familia.
Uno de los momentos más difíciles que marcó su vida ocurrió cuando su padre, Ramón Araujo, enfrentó complicaciones de salud debido a la diabetes.
Durante una intervención quirúrgica, el señor Araujo sufrió complicaciones que llevaron a los médicos a proponer la amputación de sus piernas para salvarle la vida.
En ese momento crítico, mientras Ana se encontraba ofreciendo un concierto en Tijuana, recibió una llamada que le colocó en la posición de tomar una decisión de vida o muerte.
Aunque su madre y ninguno de sus nueve hermanos se atrevió a asumir la responsabilidad, Ana, tomó la difícil decisión de autorizar la cirugía.
Luego del suceso, Ana fue el mayor consuelo de su padre. “Tú no estás mocho, que ya no puedas correr detrás de las muchachonas es muy diferente, pero mira, tienes dos brazos que me pueden abrazar, dos ojos que me pueden ver, tus oídos para seguirme escuchando cantar, y tu boca para decirme te amo”, fueron las palabras que le compartió a su padre en aquel momento.
Desde niña, ha asumido laborales en los negocios familiares para apoyar a sus padres.
Estas experiencias le permitió desarrollar habilidades prácticas como cocinar, reparar zapatos, servicio al cliente, entre otras destrezas que le sirvieron a lo largo de su vida.
Otro momento que marcó profundamente su vida fue la lucha contra la leucemia de su hermana menor, Angélica.
Ana, perteneciendo ya a la industria musical, ayudaba a sus padres a costear los tratamientos médicos de su hermana, reduciendo, así, las deudas de sus padres para evitar que los negocios familiares se vieran afectados negativamente.
CAMINO A LA MATERNIDAD
Ana Gabriel se sometió a diversos tratamientos para concebir un hijo. Sin embargo, luego de varios intentos fallidos, se le diagnosticó con miomatosis uterina, condición que la llevó a una histerectomía. Para la artista esta noticia fue un golpe devastador.
Entre 1993 y 1994, Ana experimentó un periodo de depresión como consecuencia de esta situación.
Su deseo de ser madre persistió, y años más tarde encontró una forma de cumplir ese anhelo adoptando “de corazón” a Diana Alejandra.
La joven, hija biológica de Mario Casades y Diana Verónica Paredes (quien además era asistente de la cantante), pasó a formar parte de su vida en una dinámica familiar poco convencional.
La intérprete asumió el rol de madre compartiendo la crianza de Diana Alejandra junto a sus padres biológicos.
Personas cercanas a la artista, entre amigos y colegas, han descrito la relación entre ambas como entrañable y llena de mutuo respeto.
Ana siempre ha mostrado una preocupación constante por el bienestar de su hija, esforzándose por brindarle las mejores oportunidades.
Legado y Lecciones de Vida
Con más de tres décadas de trayectoria, Ana Gabriel ha conquistado los corazones de millones de seguidores en todo el mundo.
Su historia es un ejemplo de cómo enfrentar adversidades con determinación y amor.
Desde los escenarios hasta su vida personal, ha demostrado que el éxito no solo se mide en logros profesionales, sino en la capacidad de mantenerse auténtica y cercana a quienes ama.
Ana Gabriel no solo es una cantante extraordinaria; es una mujer que, con cada nota y cada palabra, ha dejado una huella imborrable en la música y en la vida de quienes la conocen.
Sus canciones son habituales en los ambientes románticos y en países como República Dominicana suelen escucharse sus títulos: “Simplemente amigos”, “Quién como tú”, “No entiendo”, “Mi talismán”, “Soy como quise ser”, “El cigarrillo”, “Tú lo decidiste” y muchos más.