El Rico (2)
Lucía imponente cuando se dirigía al plato para agotar su turno, aquel gigante de ébano provocaba un entusiasmo ardiente no solo por la capacidad que poseía para manejar correctamente la difícil habilidad de batear, sino también por un carisma que transmitía confianza y respeto en la fanaticada.
Se puede afirmar sin equívocos que Ricardo Carty ha sido el mejor y más completo bateador que ha participado permanentemente en el béisbol invernal dominicano. Baste señalar, que es el único que figura entre los diez mejores de por vida en promedio de bateo, porcentaje de embasarse y slugging, sumando sus totales de series regulares y postemporadas, como debe ser si se quiere ser justo dados los diferentes formatos utilizados para efectuar los torneos.
Es quinto en promedio (.304), líder en OBP (.408) y segundo en slugging (.465), entre los que han agotado un mínimo de dos mil apariciones al plato. La diferencia de 104 puntos entre el promedio de bateo y el OBP evidencia el extraordinario dominio que tenía de la zona de strike, adicionando que obtuvo el galardón de Jugador Más Valioso en tres ocasiones, 1966-67, 1967-68 y 1973-74 obteniendo en 1967-68 la triple corona porcentual cuando alcanzó una línea de .350/.451/.530 en AVE/OBP/SLUG. En 1972-73 fue el primero en disparar cuarenta jonrones en el circuito invernal y al año siguiente asimismo inauguró el círculo de los cincuenta batazos de vuela completa,
El impacto de su ofensiva en el Caribe no se limitó al recinto dominicano. En 1965-66 no se efectuó el torneo local provocando que muchos jugadores criollos emigraran a las ligas vecinas, Carty fue a Venezuela a reforzar a los Tigres de Aragua que iniciaban su participación en la liga y en apenas 125 turnos al bate disparó trece cuadrangulares finalizando con promedio de bateo de .392 y slugging de .848. En esa misma tierra, en la Serie del Caribe de 1977 conectó cinco cuadrangulares en seis partidos, estableciendo marca en se sentido, así como en slugging y total de bases alcanzadas con 1.333 y 28, récords que se mantienen vigentes.
El bate de Ricardo Carty dejó huellas indelebles en la historia del béisbol invernal.